lunes, septiembre 11, 2006

UNA JOYA LLAMADA COLUMBRETES.


Empiezo por el final porque sigo soñando con la visita del domingo a las islas Columbretes, visita que compartí con Pedro, Greg y Cecilia. La semana ha sido completa, pero ya os iré contando un poco cada día, lo hago al revés, del fin al principio.
La verdad, ha sido realmente especial. La sensación que transmite el mar, la brisa azotando mi rostro, el sol, ver gaviotas volar, libertad, perder de vista el suelo firme y disfrutar del mecer de las olas en la embarcación. El momento emocionante de ¡tierra a la vista! y en el horizonte por fin aparece l´Illa Grossa en primer plano, el faro dándole un encanto que me hace remontar a épocas pasadas, soñar me resulta fácil, el cráter de un volcán...
Para el barco. No pierdo un instante y me lanzo al agua. No puedo describir el precioso fondo marino, la sensación de paz que siento al nadar entre peces de colores. El pensamiento se me va a lo de siempre cuando veo tantas medusas, no lo puedo remediar pero acabo pensando en la sobreexplotación de la pesca, a todos parece sorprenderles la cantidad de medusas que hay pero pocos se paran a pensar porqué están ahí y en todas partes desde que hemos salido de Castellón.
Hay momentos divertidos con Cecilia en los que yo, que hago verdaderos esfuerzos para mantenerme a flote con esas enormes aletas en los pies, intento ayudar a Cecilia en un momento dado en el que dice que se hunde. Bueno, al final abandono porque noto que estoy a punto de sufrir un ataque de risa y eso supone mi naufragio personal. Sobrevivió finalmente. Greg y Pedro están investigando por otra parte, Cecilia y yo queremos pero nos vence el miedo a las posibles picaduras de medusas, se nos empañan las gafas y nos entra agua por todas partes( pequeños pero grandes problemas cuando no se toca suelo ).
Visitamos l´Illa Grossa. Las personas parecen ver sólo inconvenientes, se oyen comentarios de todo tipo: "¡que calor", "cuatro hierbas...". Me sorprende la falta de respeto que observo hacia el medio natural en algunos momentos y sin embargo a mí se me cae la baba, a pesar de que entiendo poco de flora pero sé apreciar que hay algunas plantas realmente curiosas y me limito a mirarlas como si estuvieran protegidas por un cristal en la vitrina de un museo. Siento un poco de envidia sana de los guardas y las guías que viven en la isla durante quince días seguidos hasta que llega su relevo. Me parecen unos verdaderos privilegiados y me cuesta poco imaginarme a mí misma en un lugar así durante una larga temporada...
Disfrutamos de un último baño antes de regresar a la ciudad, un baño en el que acabo recogiendo junto a Pedro servilletas y plásticos que alguien está tirando desde el barco. Pedro me comenta que un niño lleva un palillo para pinchar a los peces y es entonces cuando comprendo que un sitio así debería estar prohibido, hay algunas personas que no merecen disfrutar de los tesoros naturales, lo digo claro, no se puede dañar tan a la ligera un lugar así. Miro por última vez a los peces de colores, uno azul me mira con curiosidad, se acerca a mis piernas, yo también le miro a él y me despido, a mi manera, con el pensamiento intenso. Se encienden motores, nos alejamos de allí y no puedo evitar mirar los islotes como si fuera la última vez que los veo, el tiempo dirá, el tiempo pone todo en su lugar...

8 comentarios:

Perico dijo...

Me encanta cómo lo has comentado. Es corecto lo que comentras sobre las medusas, aunque ese día, digamos que el número era razonable. Eso sí, las invasiones que están habiendo en la costa están totalmente relacionadas con la sobrepesca del atún y la caza de tortugas como consecuencia de métodos de pesca irracionales. También ha influido la sequía que estamos y seguiremos padeciendo. Los ríos aportan menos agua dulce al mar y esto favorece la llegada de medusas. Como puedes ver, todo está relacionado. Y sí, la verdad es que la visita a la isla mereció la pena, independientemente de mi estado de "zozobra" mental. Hay una frase de la guía que me encantó y me pareció totalmente correcta: "cuento esto para que lo que se hizo no vuelva a ocurrir". Tu Pedro.

Anónimo dijo...

Hola Lorena!!!!!
Me hubiera encantado visitar las Columbretes con vosotros (quizá en otra ocasión); pero como ya sabes estábamos de fiestas por aquí.

Al final salimos todo el fin de semana y el sábado me acosté a las 7 (George pinchó a las 4) cansada de beber, reir y bailar...

En fin ha de haber de todo.Por donde estuve medusas no había pero pulpos... si te dejabas un montón!
JA JA JA JA JA

Un beso

eSteve dijo...

Hola Lorena, muchas gracias por tus comentarios en mi blog. Yo tampoco soy capaz de ver unas imagenes tan brutales, pero creo que no somos nosotros los que deben verlas, sino todas esas personas que siguen llevando abrigos de piel o cosas hechas por medio de una matanza aún sabiendo del cruel trato a que son sometidos esos animalitos inocentes.
Me ha gustado mucho leer también ese cuento, aunque todavía no he tenido la oportunidad de visitar la Comunidad Valenciana (sólo pasé una vez en tren, iba de Sevilla a Barcelona).
Es importante que en todos los países hayan personas como tú y tus amigos que dirigan a nuestro planeta toda la atención que requiere, para poder seguir disfrutando (nosotros y nuestros hijos) de todas sus bellezas.
¡Hasta pronto! Stefano

Carlos dijo...

Agradables sensaciones en Columbretes. Lo de las medusas es algo crónico. Te veo en un kayak.

Lorena dijo...

Hola!!!gracias a todos por vuestros comentarios. Y bueno, Carlos, lo del kayak no sé yo, que cuando eso de la vuelta me va a dar la claustofobia seguro...

Perico dijo...

A ver, fer con eso de "bastante" me tiene intrigao, y Carlos con lo de "crónico", también. Se me expliquen.

Saludetes.

Anónimo dijo...

Un gran fin de semana, la verdad, y para mí, fin de vacaciones, aunque con una buena guinda en el gran pastel que ha sido este verano, puesta por la visita a Las Columbretes, de las que ya había oído hablar, pero que no me imaginaba.
Ni que decir tiene que la visita a las islas merece la pena, siempre y cuando sea para cotillear por ese fondo marino que tienen, y lleves una gafas adecuadas que te permitan disfrutarlo (además de que tu acompañante no intente salvarte la vida tocándote simplemente el codo y se canse al segundo intento, pensando "para morirnos dos, que se muera solo una"), pero sin duda importante es la compañía de la que disfrutas. Siempre es agradable volver a veros y sentir que el tiempo no pasa. Gracias por permitirme conocer a Greg. Me ha encantado. Qué chulooo!
Un beso.

Perico dijo...
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